Ninfa nació en Muzquiz Coahuila y decidió irse a vivir a los Estados Unidos. Mi padre decía que era una india kikapú, su complexión la delataba: medía casi dos metros de estatura, de tez blanca y de cuerpo robusto, una mujer educada y de carácter fuerte. Clasista, racista y elegante.
En su juventud conoció al hombre de su vida: Tony. Un mexicano, de facciones negroides, muy inteligente y un poco mujeriego. Tony dejó a Ninfa en Oklahoma con cuatro hijos mientras se aventuraba en la Revolución Mexicana. Ninfa decidió seguirle la pista hasta dar con él lo encontró en la cárcel acusado de portar armas para la revolución. Jamás volvieron a separarse.
Tony se dedicó a dirigir cuadrillas de construcción para iniciar las tuberías de Agua y Drenaje.
Una anécdota recurrente en las reuniones familiares retrata esta love story que aún hoy me dobla a carcajadas:
"Tu abuelo llegaba a la casa al final de la jornada con todos los hombres de su cuadrilla sudorosos, llenos de lodo y apestosos. Apenas cruzaban la puerta de la casa y la abuela gritaba desde la cocina: Tooooonyyyyyyyy. El abuelo llegaba a la cocina y discutía con la abuela al tiempo que los seres de la cuadrilla ocupaban un lugar en la lujosa mesa del comedor. Acto siguiente, la abuela salía hechando lumbre a servirles a esos hombres unas deliciosas tortillas de harina y una cena casera y caliente". Ninfa duraba días sin hablarle a Tony. Apenas entablaban diálogo y Tony se sentía en confianza para volver a llevar a su cuadrilla y volver a ver enojada a su Ninfa.
1 comentario:
Maravillosa, riquísima idea de ir re-construyendo nuestra genealogía. Genial que la inicies por el lado de las historias que nunca se han escrito, las de las mujeres. Gracias por compartirlas, Clau
Un beso
Publicar un comentario