Un día seguramente soleado Poncho llegó a la tiendita de Lola y se dio cuenta de que era solterona. Se decidió a enamorarla y ella se rindió ante los encantos del joven y guapo Poncho.
Los vecinos murmuraban que Poncho la enamoraba por interés, pero a ella no le importó.
Pasaron su noche de bodas en un hotel cerca de casa de Lola y cuentan que esa misma noche vieron a Lola salir del hotel para irse a dormir a su casa.
Los vecinos murmuraban que ahora que Poncho atendía la tienda aprovechaba para coquetearle a las criadas que ahí llegaban por el mandado de sus patronas y las invitaba a bailar en medio de la Alameda.
Lola decía que jamás creería en esas cosas hasta no verlo o hasta que Poncho se lo dijera y mientras se dedicó a cuidar al precioso hijo que procreó con él.
Justo en uno de esos bailes Poncho quiso enamorar a la chacha de un general y éste le sacó pistola y le dio justo en la frente. Cuentan los que fueron a su velorio, que solo se veía el orificio por donde la bala había penetrado.
Y Lola jamás creyó lo que murmuraban los vecinos.
1 comentario:
Como creerle más a los vecinos que a su viejo. ¡Bien por ella!
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