Desde la luna que hoy me acompaña leo las palabras que he acomodado cuidadosamente para que otra persona las lea en voz alta como si fueran suyas las palabras y suyas mis ideas.
Cada vez que hago algo similar primero me odio por prestarle mi cerebro a alguien y despúes me divierto pensando que al final esa persona va a decir lo que yo diría en su situación, y eso me divierte.
Una vez que saco a pasear los dedos al teclado, que leo las palabras que acomodé en voz alta y que le encontré el tono, entonces creo que eso debo decirlo yo pero que debo entregarlo a quien lo debe leer.
*Para que todo sea perfecto me permití tomar el título del libro de Guillermo Samperio.
2 comentarios:
Fly me to the moon...
Hola P. qué sorpresa!
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