Patricio insiste a diario desde hace más de un mes en que lo lleve a ver Star Wars. Lo mismo hice yo a su misma edad para que me llevaran al estreno.
Entonces, el cine de moda era el Río 70. Mi madre y yo esperamos pacientemente a que mi padre terminara la consulta del día para ir juntos al cine. A media película me dormí.
Tengo fresca la entrada de la película, estoy segura que es una de las primeras imágenes gráficas que mi memoria guarda celosamente, recuerdo el sound track, la espada y las figuras de plástico y esa inmensa emoción que provocó en mi la primer película ansiada en la infancia.
No importa que mi padre me reclamara siempre el hecho de haberme dormido a media función.
Ese recuerdo hoy forma parte de los primeros de mi vida.
Me recuerdo en el cine sentada entre mis padres, en esa gran sala y me inunda esa placentera sensación de bienestar que solo los padres otorgan.
Este fin de semana llevaré a mi hijo a ver el Episodio III, espero que guarde un grato recuerdo. Para mi es un inmenso placer ir armada de su pequeña compañía.
Sacaremos las espadas a mitad de la función.
1 comentario:
Ahhh, no puedo evitar emocionarme al pensar en Santoiago con la boca abierta en el cine. Ya desde más pequeño estaba bien aleccionado sobre como los Jedis son infinitamente superiores en habilidades y nobleza a los power rangers, gokku, o cualquier otro tipo de guerrero mitológico. Si ven a un tipo enorme y un niño pequeñito derramando baba por igual en las butacas al lado de ustedes, seguramente seremos nosotros...
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