miércoles, mayo 09, 2012

Para mi madre

Sigo parada con un regalo entre las manos cada diez de mayo, por si apareces. Treinta y un años te he esperado. No te llevaré flores a donde tu cuerpo yace, porque deseo que llegues para abrazarte, y decirte, con voz de niña que eres la más hermosa del mundo. Soy la misma niña de cabello negro, largo, que se quedó vesitida de hormiguita aquel primer diez de mayo, que marcó tu primera ausencia. Mamá, los años pasan, tengo el privilegio de ser madre de dos hermosos niños. Si pudieras tocar a tus nietos. Madre, me has hecho mucha falta, mucha, ha sido un largo camino de ausencia, de vacío, de preguntas, de vidas posibles. Lo único que me queda de ti, además de algunas fotos es esa cicatriz de vientre que compartimos madre, el ombligo que nos unió por tanto tiempo, y dos o tres recuerdos que de repente, parecen como llenos de humo. No así mi cariño, que permanece intacto, como si fuera ayer el día en que rezamos juntas, en que sin decir más nos despedimos, y sí madre, sí recé a tiempo como me pediste. Y siempre madre, siempre me harás falta.