martes, septiembre 20, 2005

Insomnio

La madrugada del sábado me visitó el insomnio y justo cuando volteaba a ver el reloj me topé con un libro que tenía pendiente.

"Nosotros los solitarios" de la editorial Pre textos es el libro con el que celebraron su XXV aniversario en el 2004. Es un libro compuesto por 26 cuentos escritos por sus autores consagrados y que todos tienen qué ver con libros, lectores y lecturas.

Esa noche decidí leer donde abiera página y fui a dar con un cuento maravilloso"Je me souviens" de Juan Bonilla y uno más de Felipe Benítez Reyes "Un borrador de Borges encontrado entre los papeles neoyorkinos de Abelardo Linares".

El primero trata sobre su afán de coleccionar el libro "Je me souviens" que cuenta él, es un libro donde su autor cuenta los "yo recuerdo" de su vida. Juan Bonilla dice que él recomienda a los escritores poner en práctica sus "yo recuerdo" de donde surgirán ideas literarias maravillosas.

El segundo trata de dos sujetos que se cruzan por la calle y sin conocerse tienen una vida en común: piensan que mataron en la guerra al mismo hombre y están enamorados de la misma mujer que a ninguno corresponde, entre otras situaciones. Es como el encuentro de tu y tu otro yo.

Ambas lectuas, breves y concisas me dejaron buen sabor de boca pero sobre todo, el deseo de compartirlo para que muchos otros lean este maravilloso libro.

Daniel, gracias por regalarme este libro, gracias por la dedicatoria, gracias por tu compañía siempre presta a compartir libros y lecturas.

domingo, septiembre 11, 2005

El gran castillo vagabundo

Hayao Miyazaki es el mago del cine infantil. Desde Remi y Heidi no recuerdo haber vivido emociones tan intensas como las que cuenta Miyazaki en sus películas. El viaje de Chihiro, Castillos en el cielo y ahora en cartetera El gran castillo vagabundo serán los clásicos que nuestros hijo recordarán.

En casa hemos visto cuando menos setenta veces El viaje de Chihiro y esta noche la veremos de nuevo. El gran castillo vagabundo es una historia que sigue la clásica línea de este cineasta: animación a mano, paisajes bellos y fantásticos, humanos que se convierten en especies raras, hechizos, brujas buenas y malas, seres indefensos y mascotas.

Todo lo que la niñez significa, con toda la magia de un niño, con estrellas y arcoiris, con flores y paisajes como solo en tu mente de niño existieron, así son las historias que Miyazaki nos regala a los padres que llevamos a los niños al cine.

Sus tramas son todas inteligentes y aunque en todas sus películas hay cosas que se repiten y personajes que te recuerdan a otros, la verdad es que son historias maravillosas para que nuestros hijos vean y piensen pero sobre todo son historias que te hacen abrandonar el mundo adulto en el que estamos inmersos.

No les cuento la historia para que vayan al cine, no importa si no tienen hijos o si ya crecieron y no van contigo al cine. Miyazaki es un cineasta que no debes perderte.

domingo, septiembre 04, 2005

Las flores

Cuando era pequeña, mi abuelita me llevaba a la plaza de una escuela frente a su casa. En el camino veíamos flores silvestres y les poníamos nombre. Aún hoy no sé cómo se llaman, pero para mí, esa pequeña flor de color lila que cerece entre dos hojitas verdes se sigue llamando "la niña del barco".

Cuando mi madre murió, el jardinero que cuidaba sus flores plantó para mí un rosal blanco para que recordara a mi madre, y por muchos años, hasta que dejamos de vivir en esa casa, le puse agua a diario y me dio hermosas rosas blancas.

Si Patricio ve flroecillas que se cruzan por su camino, las corta y me las regala junto con un delicioso beso.

Mi esposo me manda hermosos ramos de flores en ocasiones especiales, siempre con la frae que nos hace cómplices desde hace diez años.

Anoche llegó con una preciosa rosa roja de olor delicioso y con ese pequeño detalle ha hecho un maravilloso fin de semana.

Qué maravilla que las flores existan.

jueves, septiembre 01, 2005

El fútbol

El fútbol jamás me había apasionado. Sin embargo y ante la insistencia de mi adorable angelito lo inscribí en el club donde mis hermanos jugaron en su niñez.

Hace diez años mis hermanos entrenaban con Tomás en el equipo de los 4 años, ahora Tomás entrena a Patricio. Y ahí me siento a verlo, a conocerlo, aprendo de él.

Me ha sorprendido su felicidad y entusiasmo ante un deporte que él mismo desconocía, me siento feliz de llevarlo porque él brinca de felicidad cuando el balón atraviesa la portería. Es feliz corriendo tras un balón, y yo de verlo.

Llego, me siento a verlo y mis recuerdos se agolpan: mi padre gritándole a mis hermanos "dale, es tuya, agárrala, quítasela". Mariano mi hermano llorando para que le dieran en su camiseta el número 3. Todos en domingo nos levantábamos temparano para hecharles porras a Tony y a Mariano.

Y la vida sigue.

Don Miguel, el presidente del club, me ve llegar y se acerca y me conforta al oído: Patricio es fuerte como su abuelo, se para y camina como él, míralo abueleó. Y ahí me siento a palmear a mi hijo. Qué feliz soy mientras mis ojos corren tras el balón que Patricio impulsa con sus pies.