lunes, enero 23, 2006

Tu abuelo en tu cumpleaños

Patricio, el otro día platicábamos en el carro sobre los abuelos y me preguntaste por qué se murió el tuyo.
Te dije que enfermó y te dije que sí, que sí lo llevamos al doctor pero que no había una medicina que pudiera curarlo, y volviste a preguntar por qué y volví sobre la misma respuesta.
De pronto te dije lo que querías oír: mientras él vivió, te vio todos los días de su vida, acudía silencioso a tu cuarto para verte o besarte, y cuando terminé de contarte sonreíste.

Hoy puedo decirte que si tu abuelo viviera para celebrar este quinto cumpleaños hubiera entrado por la puerta como cualquier día y al ver tu carita ansiosa esperando un regalo te hubiera dicho: ¿qué día es hoy? y habrías hecho un puchero y le dirías que tu cumpleaños, y te diría "lo siento, olvidé tu regalo" te habrías dado la vuelta listo para llorar y te hubiera gritado, Patricio ven para acá, ve al carro, abre la cajuela y trae el chaquetín que dejé olvidado, lo habrías hecho de mala gana gruñiendo, mientras él te observaba por la ventana, y al abrir la cajuela verías tu regalo y gritarías de alegría y correrías a abrazarlo y besarlo y contaría esa travesura a todos sus amigos, a los vecinos, a tus padres, a tus tíos.

Hoy hijo mío, el no está y tu pides que compre esas hermosas flores en el cosco para llevárselas y me robas el corazón con tus detalles y entonces veo a tu abuelo en esos preciosos ojos que llevas puestos, vestidos de abundantes pestañas en los que encuentro una razón para seguir aquí, festejando tu vida.

viernes, enero 20, 2006

Cinco años

Días antes de cumplir años fuimos a casa de mi abuela materna. Tutitos, como le decíamos de cariño, me preguntó que cuántos años cumpliría y le contesté que cinco, en seguida me dijo que ya era una niña grande porque cumpliría tantos años como todos los dedos de mi mano. Ella fue la primera mujer que me hizo sentir grande, jamás lo olvidaré.

En unos días Patricio cumplirá cinco años y estos últimos meses me he dado cuenta de que me estoy quedando sin bebé. El crece y yo quiero que se haga chiquito, que se acurruque en mis brazos, que crea que mis besos curan, que crea que mi presencia será eterna.

Hace unos días le conté lo que me había dicho mi abuela cuando se acercaba mi cumpleaños número cinco, pero llegué tarde, para cuando se lo dije, él ya se sentía un niño grande. No importa, ahora solo deseo que cada noche me pida que lo siga arrullando y que yo esté ahí siempre para verlo caer en un lindo sueño y que cada mañana lo encuentre en su cama para despertarlo con besos.

miércoles, enero 18, 2006

Naturaleza

A menudo me desesperaba vivir en esta ciudad, me pesaba la rutina de la semana y salir a centros comerciales el fin de semana, ya no me parecía atractivo.
Los últimos fines de semana hemos escapado a municipios y he vivido momentos increíbles.
Hay ojos de agua que ofrecen un remanso de tranquilidad, ahí donde el sonido del agua es el único que existe y los renacuajos sus únicos habitantes.
A media montaña existen parajes increíbles y la carretera te ofrece tantas opciones para comer.
He descubierto que puedo escapar aquí mismo, que me ofrece la misma sensación y emoción que ir de viaje.
Estoy hechizada esperando cada fin de semana.

domingo, enero 01, 2006

Cumplir años

El día dos de este mes nací hace treinta y dos años. Ese día hacía tanto frío que el agua del piso se congelaba. Ahora será distinto habrá sol y mucho qué celebrar. Me tomaré la edad a bien y hsta diré la verdad cuando me la pregunten. No pasa nada, solo quiero pensar que estoy justo en medio de mi vida y que me queda un trecho igual pero más feliz que el primero.

Seguramente será el más feliz a lado de mi compañero y de mi hijo, de otro hijo si llegara, de los sobrinos de los que seré tía, de la madre plena y feliz que seré, de ver a mis retoños crecer, de ver a mis hermanos y hermanas casarse y hacer sus vidas. Espero salud y felicidad.

Veré llegar los treintaidós comiendo pastel de chocolate, nieva de vainilla y apagaré velitas de Mickey. Será un delicioso día y un buen año.

Bustamante

Ansiosos de separarnos de la ciudad, partimos a Bustamante. Dos horas nos tomó llegar y descubrir lo maravilloso que es tenderse al sol, caminar por la orilla del ojo de agua y meterse en ropa a esa agua cálida.

A dos horas encontramos una habitación confortable, rica comida, semitas en abundancia y la tranquilidad de ese pueblo donde solo hay tres atractivos: el ojo de agua, las semitas y las grutas.

La mañana del último día del año y tras dos horas de camino empedrado y lucha constante llegamos a ese espectáculo de la naturaleza donde descubrimos formas de animales y de cosas de las que tanto nos reímos al salir.

De regreso todo fue más fácil, bajamos, comimos y prometimos regresar.

Andar en bicicleta

Patricio tiene solo cuatro año y le tomó diez minutos aprender a andar en bicicleta de dos ruedas. Ante la mirada alegre y llena de orgullo de su padre que lo quiere sostener, Patricio susurra en su oído "suéltame" y sentí lo mismo que el día que aprendió a caminar.

Ansío que ese arrojo que mostró en medio del Paruqe Fundidora sea el augurio de una vida sin miedos, de aprendizaje rápido y sobre todo de felicidad, tal como lo dicta su carta astral.

Le pediré a las estrellas que lo cobijen siempre.