Patricio tiene solo cuatro año y le tomó diez minutos aprender a andar en bicicleta de dos ruedas. Ante la mirada alegre y llena de orgullo de su padre que lo quiere sostener, Patricio susurra en su oído "suéltame" y sentí lo mismo que el día que aprendió a caminar.
Ansío que ese arrojo que mostró en medio del Paruqe Fundidora sea el augurio de una vida sin miedos, de aprendizaje rápido y sobre todo de felicidad, tal como lo dicta su carta astral.
Le pediré a las estrellas que lo cobijen siempre.
1 comentario:
Y que su padre esté siempre con él . Mis hijos han crecido solos , su padre se largó sin decir nada . Ellos no quieren saber de él , aunque muy dentro lo extrañan .
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