sábado, septiembre 24, 2011

Literatura, territorio oscuro de la realidad.

Leo como parte de un curso de la maestría "El hombre sin cabeza", de Sergio González Rodríguez. El asunto es que leerlo se ha convertido en una batalla personal. Si bien inicia como un ejercicio narrativo que parece muy interesante, a medida que el ejercicio es rebasado por la realidad, produce en mí, desasosiego, insomnio, lágrimas. ¿Es necesario leer obligadamente algo que me duele, que personalmente me cuesta, que me dejará perturbada por un buen rato? en qué momento la realidad ha rebasado la ficción y ¿en qué momento la realidad es tan avasallante que resulta atroz e incomprensible? Y entonces paso por aquí y escribo esto, solo para dejar constacia que la literatura también empuja a territorios oscuros, a cosas que no quisiéramos saber, ni conocer, y que desafortunadamemente no es más que producto de la realidad. Y ahora, que lo he escrito, puedo respirar. Un poco. Aunque el desasosiego sigue apoderándose de mi. Ahora veo a mis hijos, uno leyendo, el otro viendo tele, y quisiera entrar en sus mundos, solo para sentirme a salvo. No cabe duda, vivir en la ignorancia, también produce felicidad.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Te produce todas esas sensaciones porque eres una persona muy sensible; además, a fin de cuentas, son historias de vida y parafraseando, otra vez, a Silvio: "... es terrible estar vivo...".
Escribe tu propia historia Claudia, en un contexto de felicidad.
Un abrazo, cuídate, luego nos leemos.

pato dijo...

Lo sé, sé lo que dices, cuando termino un libro que me ha dolido, empiezo otro rápidamente, pero me cuesta olvidar el anterior.
Un abrazo !!!

Fotógrafo del Cielo dijo...

El corazón si pudiera pensar se pararía. Es la inconsciencia de la rutina.

:)