jueves, octubre 17, 2013

Los días grises de octubre

Los días grises de octubre traen tristeza en el tono, en el viento fresco, desde la mañana oscura. Si el sol sale el ánimo muda, cambia, se transforma; en cambio, si el gris persiste, se siente el frío de la ausencia, del recuerdo, de tus canciones y del olvido.
Suena Piano Man en el auto y aún siento tu mano sobre la mía, como sosteniéndola de la tragedia que nos unirá para siempre, sin presencia, sin voz, sin ti, ahora, también sin ti. Otra tragedia. Otra ausencia.
Pasan los días, los meses, los años. Los días felices, los días tristes, los días. Las horas tuyas, las mías, las que pensé que compartiría contigo siempre, con tus nietos después.
Padre, cuéntame las horas, los días, las calles, los cuartos, los espacios por donde pasas. Dime al oído que aparecerás en cualquier momento para sostener mi aliento, mi vida, mi paso. Yo sostendré tu aliento, el viento y tu mirada.
Padre, ya me salen arrugas en la cara, ya descubrí la infelicidad, la desesperanza, el dolor, el límite del cuerpo. Sostenme.
¿Cuándo vienes?

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