miércoles, agosto 31, 2011

Cuando la realidad nos alcanza: Casino Royale

Recostada en el sillón vainilla de mi sala, leo un libro que trata del cadáver de una muerta famosa. No me veo en ella, nada de ella en mí, nada de mí en ella. El viento levanta la ligera cortina de papel que cae de mi lado derecho, y me deja ver y oler la lluvia. Oirla. Y me llegan como en torrente las imágenes de los muertos del Casino Royale. Sus voces, sus pasos, sus gemidos, su miedo. Imagino sus últimas llamadas, sus últimos pensamientos. Las más de cincuenta historias por contar: el anillo de compromiso que aguardaba a Jenny, el bebé en vientre de su joven madre (puedo llorar su miedo), la mujer ahora viuda imaginando a su esposo en el interior, y tantas historias más para las que la ficción no alcanza, porque la rebasa. Puedo imaginarme lo que con esta lluvia sienten los huérfanos de esa tragedia, la lluvia que triste caía ese mismo día horas después de la tragedia. Seguro esos pequeños se asomarán por la ventana y estarán esperando a que su madre llegue, los meta a bañar, les revise la tarea, les haga de cenar y les de un beso en la frente. Esos niños, esos hombres, esas mujeres que se quedaron sin alguien en casa. Casas vacías, dolidas, menguadas. Casas vacías, una voz menos, o dos, y hasta tres. ¿Cómo será la casa de las tres hermanas que se fueron juntas en el fuego? Ahora llueve, y en esta ciudad nada cambia, somos los mismos. Los mismos.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Los mismos, cada vez más disminuidos. También puedo llorar tus palabras, pero palabras y llanto, no están sirviendo de mucho hace tanto.
La realidad siempre ha estado entre nosotros, pero no hemos empeñado en disfrazarla y ahora se ha vuelto grotesca y violenta.
Cuídate mucho, por favor, Claudia.
Luego nos leemos.

Claudia Lozano dijo...

Gracias querido Pherro, mi fiel lector. Mi querido lector. Un abrazo.

pato dijo...

Un dolor que penetra, tristeza e impotencia !!
Un abrazo !!!